El mundo en 2115 [MM]

En esta serie de entradas, comparto algunas cosas que aprendí y fuentes que utilicé para darle forma a En caso de avistar monstruos marinos (MM). Estas entradas pueden leerse independientemente del libro y están libres de spoilers. Gracias a La Vaquita por su gentil patrocinio.

En noviembre del 2016, fui a ver un documental sobre la batalla del Somme, ocurrida durante la Primera Guerra Mundial. Escribí un poquito sobre eso e incluí esta imagen:

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En esa proyección de la película se mostró un material que incluía la imagen de arriba, publicada originalmente en una revista -o un panfleto, no recuerdo- en 1916. El pie de página contiene la pregunta ¿Qué pensará alguien del año 2016 al ver a estos soldados? Fue curioso recibir esa pregunta, pensada exactamente para responderse dentro de 100 años. O sea, ahora. Llevo algunos meses intentando imaginar el año 2116 (por deporte, porque qué más haría con mi tiempo libre) y justamente me preguntaba qué es lo que alguien en ese futuro pensaría del 2016.

Memorias tangibles

No era por deporte, intentaba imaginar el 2116 porque había decidido que en ese año se desarrollaría la historia de MM. No creía que alguien considerara decente mi manuscrito de entonces (con justa razón, en retrospectiva) y pensaba que me tomaría 100 años lograr un trabajo que alguien quisiera publicar. Así que la historia que ya tenía escrita la tiré muy al futuro, pero al final no fue 100 años después; solo 99. Al 2115.

Pensar en el futuro obliga no solo a conocer el presente, sino también a revisar el pasado. ¿Qué tanto le atinó la gente décadas atrás al estimar el que es nuestro presente? ¿La gente del presente seremos igual de buenas o igual de malas para proyectar el futuro? Podía imaginar mil y una cosas sobre el estado general del mundo de aquí a 100 años, y si erraba estrepitosamente no importaría porque para entonces estaría muerta, pero era mejor escuchar lo que otra gente decía al respecto.

¿Cómo sería el futuro de entonces (2016) de aquí a unos 90-100 años? Justamente en el 2016, personas expertas de distintas ramas del conocimiento se reunieron para imaginar el futuro de la humanidad en las áreas de tecnología, sociedad y trabajo. Ese artículo que enlazo estaba interesante pero no me dio mucha claridad, así que me fui donde la vieja confiable: le pregunté a Wikipedia por el siglo XXII. Con eso tuve un panorama un tanto más objetivo, bajo el entendido de que casi cualquier predicción puede invalidarse si algún otro evento inesperado se interpone. Lamenté mucho que no habrá eclipses en 2115.

Lo bonito de internet es encontrar que otras personas tienen las mismas preguntas sospechosamente específicas que uno. En Quora, alguien preguntó cómo sería el mundo en el 2115. Las respuestas coincidían con muchos puntos que yo imaginaba. ¿Habrá más o menos gente en el planeta? Por descontado habrá serios avances tecnológicos con los que no contamos actualmente o que apenas comenzamos a vislumbrar. Probablemente habrá viajes al espacio por placer o por negocios. Aunque no ahondé en los carros que aparecen brevemente en MM, me interesaba la idea de carros que se manejan solos (que son una realidad, más o menos) y algunos cambios a futuro en su funcionamiento y en los materiales que los componen.

De acuerdo a una serie de predicciones hechas en el 2012 para los siguientes 100 años, fuera de temas tecnológicos, podemos esperar más desastres ambientales y la desaparición de muchísimas especies animales. Angustiante, pero no sorprendente. Esto de los animalitos es otro punto importante del libro, para otra entrada, pero algo de esa tema cabe aquí: un estudio en la revista PNAS alertó hace varios años sobre una nueva extinción en masa, a juzgar por el declive de poblaciones de vertebrados. Otros reportes mencionan que especies carnívoras están, literalmente, perdiendo su terreno y que la mayoría de especies de primates están desapareciendo. Todo muy esperanzador.

Luego viene el infaltable invitado, el cambio climático. Encontré un artículo que proyecta cómo será el invierno en el 2114 en distintas partes del mundo. De más está decir que el clima se volverá más extremo, con más olas de calor y la temperatura global podría aumentar hasta tres grados centígrados. Curiosamente, tal y como ocurrió en un pasado relativamente remoto, el calentamiento global puede llevar a un enfriamiento global, pero eso es algo que los personajes de MM saben que jamás verán. Tal vez lo del cambio climático es lo más fácil de proyectar porque es algo que ya nos está golpeando, de modo más notable a islas y zonas costeras. Esto último también es tema para otra entrada, pero voy a dejar aquí las estimaciones que realizó la NASA sobre el aumento del nivel del mar para el año 2100.

¿Qué hay de la vida cotidiana? Había que presupuestar algunos inventos que ya existen y que se fortalecerán con el tiempo para sostener el funcionamiento diario de las sociedades y, pues, de las corporaciones. Otro artículo sostenía que en 100 años tendremos ciudades bajo el agua y podremos tomar vacaciones fuera de la Tierra, y que nuestras casas funcionarán con regulación a control remoto de la iluminación, la temperatura, etc. Esto de las casas es una realidad en algunas partes y ya conozco el estrés de tener que hablarle a una televisión para que se encienda.

Todo muy bonito, todo muy sci-fi, pero faltaba responder una pregunta sobre el futuro: ¿qué cosas no van a cambiar? Hay clásicos de la literatura que se escribieron uno o dos siglos atrás y que para nada resultan obsoletos. ¿Por qué? Creo que quien lee puede imaginarse posibles respuestas y me ahorraré el ensayo al respecto. Pero para decir algo: si regreso a la imagen de arriba, sé que muchas de las relaciones y condiciones humanas a la base de esa pavorosa foto continúan vigentes a la fecha.

Finalmente, una de las respuestas de Quora menciona algo que conozco bien y que fue clave para mí: el grado de avance (o retroceso), el grado de impacto de todos estos cambios, no será el mismo en todas partes. Las diferencias socioeconómicas son cruciales. Dos ciudades de un mismo país pueden variar mucho en lenguaje, costumbres, grado de acceso a tecnologías, recursos… no se diga dos países de distintos puntos del mundo. Personalmente, cruzar el charco, ida o vuelta, no me significaba solo viajar en el espacio, también era como viajar en el tiempo.

Las tecnologías, además, pueden utilizarse para excluir y causar daño. Las redes sociales y otros instrumentos de internet se utilizan para acosar y silenciar a activistas y otras personas por distintas razones. Recuerdo haber leído, en Twitter creo, sobre activistas que sufrían acoso hasta que abandonaban las redes y en ese contexto se hablaba de que no había que olvidar todas las herramientas de lucha y resistencia offline.

Por eso, imaginé que tal vez, en el futuro, algunas personas querrían más bien distanciarse de estas tecnologías. El internet no es tan confiable. El Internet tiene información sobre quiénes somos, a veces en contra de nuestra voluntad o sin que sepamos. Nuestros datos en cualquier formato pueden obtenerse, transarse, incluso alterarse. El Internet también se puede caer. Las cuentas pueden cerrarse o suspenderse. La información puede borrarse, eliminarse para siempre, de modo intencional o no intencional. Parece que no guardé ningún enlace sobre estos temas (ya aparecerán si se me traspapelaron), pero las advertencias sobre esto también están bien documentadas.

Así que, además de proyectar parte de la vida en los años 2110, debía considerar que habría lugares y personas que llevarían las de perder, experimentado más dificultades que beneficios de ese lejano futuro. A veces resulta que uno establece reglas solo para romperlas.