En esta serie de entradas, comparto algunas cosas que aprendí y fuentes que utilicé para darle forma a En caso de avistar monstruos marinos (MM). Estas entradas pueden leerse independientemente del libro y están libres de spoilers(?). Gracias a La Vaquita por su gentil patrocinio.
Los siguientes enlaces y temáticas no tienen conexión aparente entre sí, pero construyen una trama secundaria en MM. Aquí llegamos a un territorio cercano a los spoilers, aunque me pregunto si para este libro cabe hablar de spoilers. Si usted lo ha leído, me puede aclarar esa duda.
En todo caso, hay detalles que es mejor ir descubriéndolos a medida que se avanza en la historia. Con ese cuidado preparé esta entrada. Tal vez sea mejor leer el libro antes que esta entrada para que pueda comprender el sentido de ambos textos, pero invertir este orden no le arruinará el libro ni le quitará lo interesante a esta entrada. Así de versátil soy.
El punto de partida es un tema difícil. Tengo varias fuentes en esta línea pero solo voy a compartir una. Es un artículo sobre el acoso y abuso sexual que sufrió una adolescente a manos de sus compañeros durante dos años. El artículo describe parte de lo que le pasó, así que trigger warning, lea con precaución o no lo lea. Vuelvo a mis años de colegio, varias vidas atrás, y pienso en lo fácil que es aceptar el maltrato entre compañerxs como algo normal. Pienso, peor aún, en cómo este acoso y abuso pasan desapercibidos (o son activamente negados) por los adultos más cercanos a la víctima.
MM no ahonda en lo que cuenta ese artículo. Sin embargo, este tema tiene mucho que ver con el título del libro y la historia que este cuenta. A veces pienso que debí ser más explícita con lo que estaba pasando para transmitir la gravedad del asunto, pero también eso sería un libro distinto. Al final en la historia solo quedaron algunas señales implícitas que pueden pasarse por alto, minimizarse o malinterpretarse. Como suele pasar en la realidad.
En fin.
Lo que sigue es una cuestión para alguien con inclinaciones etológicas: el cómo una presa se quita de encima a su depredador. Una opción es el aposematismo. Este fenómeno se refiere a que hay organismos -plantas y animales- con rasgos muy llamativos que permiten alejar a sus depredadores. Vendría a ser lo contrario del camuflaje. Son indicaciones de advertencia ante depredadores, como colmillos, aguijones, colores brillantes o veneno.
Sin embargo, a veces el ser llamativo es justamente el problema. Entonces otra manera de quitarse de encima a los depredadores es deshacerse de un pedazo del cuerpo. Se dice fácil si uno pertenece a ciertas especies de reptiles. O si se es una de dos especies de ratones, Acomys percivali y Acomys kempi, los únicos mamíferos que conocemos que pueden deshacerse de su piel.
Hablando de quitarse la piel, hay un simbolismo que yo necesitaba encontrar en alguna parte y que ojalá, algún día, alguien más lo encuentre entre líneas y le sirva. La cosa es que cuando MM fue publicado, encontré este artículo y sentí que validó algunos pasajes del libro: “Desnudarse enfrente de desconocidos mejora la imagen corporal”. Este artículo se refiere a un experimento, y al leerlo en detalle encontramos que sus hallazgos traen algunos peros. Con todo, ese titular le dio más peso, más verosimilitud digamos, a algo que quise decir en el libro sobre la importancia de apropiarte de tu propio cuerpo cuando [REDACTED].
Terminemos con una caricia en el alma leyendo esta entrevista a Sebastian Bach y a su gloriosa cabellera. Disculpe el cliché pero cualquier parecido con MM es pura coincidencia. Más que inspiración, esta entrevista llegó a mi vida a ser una aspiración. Es bonito imaginarse algunas cosas y descubrir que existen en la realidad. No solo es verosímil, es verdadero. Ese es el final de esta subtrama y es parte del comienzo del libro.
(Ya que estamos, puede leer el primer capítulo de MM aquí).