Escribo en un cuaderno sobre los horrores de esta vida. Le cuento a nadie las fracturas internas que me atormentan pero que a la vez son una suave brisa ante hospitales bombardeados y otras crueldades antropogénicas. Después escribo en otro cuaderno. En este hablo de la fortuna, el privilegio y el consuelo de contarle todo eso a nadie en silencio, en paz.