En esta serie de entradas, comparto algunas cosas que aprendí y fuentes que utilicé para darle forma a En caso de avistar monstruos marinos (MM). Estas entradas pueden leerse independientemente del libro y están libres de spoilers. Gracias a La Vaquita por su gentil patrocinio.
Aprovechando que ayer la nave Perseverance aterrizó en Marte, traigo algunas lecturas sobre la exploración espacial. Este un aspecto que se menciona de pasada en MM, pero dentro de ese mundo es un tema relevante. Aunque quienes habitan ese libro miran primordialmente hacia el mar, hay un personaje, Lester, que ocasionalmente mira hacia las estrellas.
Le pidió a Simeón que le dibujara un esquema que inició en el centro de su habitación, en el piso. Ahí estaba el sol. De ese punto partieron en espiral los diez planetas, los tres planetas enanos y ciento sesenta y nueve lunas. Se incluían también un asteroide que pasó de largo décadas atrás pero que podría golpear al planeta en siete años más, y a la nave espacial Preservación que partió a Marte treinta años atrás, con diez ocupantes humanos y cinco robonautas, y que nunca llegó a su destino.
p. 81.
Objetos perdidos
En mis tiempos nos enseñaban que había nueve planetas en el sistema solar. Por supuesto hay muchísimas más cuerpos celestiales pululando en nuestro perímetro y en otros relativamente cercanos. Por eso, actualmente, descubrir planetas enanos no es inusual. En el 2016, se informaba que estábamos cerca de encontrar el noveno planeta del sistema solar, que sería del tamaño de Neptuno. Pero también se hablaba de encontrar un décimo planeta. Como dice este último artículo, que sea el noveno o décimo planeta dependerá de a quién se le pregunte.
Una de las preocupaciones de Lester es la colisión de un asteroide contra la Tierra. Los objetos espaciales se “pierden”, como aquella roca de 300 kilómetros que se perdió de vista en 1995. Según este enlace, para 2017, había 135 asteroides “perdidos” pero su órbita conocida traía una probabilidad (pequeña) de chocar contra la Tierra. Afortunadamente, la Planetary Defense Coordination Office de la NASA tiene un plan de emergencia contra objetos celestiales. Una vez detectada una amenaza, se pueda cambiar de trayectoria o, en última instancia, hacerla volar en pedazos.
Diplomacia y supervivencia
Esta conversación es mucho más delicada de lo que parece. El espacio es tan propenso a ser militarizado como la tierra, el agua y el aire. Se requerirían complejas relaciones diplomáticas para poner en marcha el plan de defensa de la Tierra, dependiendo de a qué país(es) le(s) caiga la piedra.
Los avances en la exploración espacial, como el resto de avances tecnológicos, no beneficiarán a todo el mundo por igual. Viajar al espacio, por placer o por supervivencia, solo podrá ser costeado por millonarios; los primeros en destruir este mundo son los primeros que podrán abandonarlo. Y si la mayoría de empresas que hablan de colonizar Marte son estadounidenses, ¿las colonias serán humanas o serán estadounidenses?
Sobre la nave Preservación. Esa pobre gente. La nave no se llama como ninguna cualidad esperanzadora, como el descubrimiento y la perseverancia. Una nave espacial perdida llamada “preservación” tripulada por humanos es un cuento de terror.
En 2018, en la Estación Espacial Internacional se encontró un agujero por el cual el aire se estaba escapando y se creía que podría ser un sabotaje. También es posible que la gente que viaje a Marte desarrolle un space brain, un “cerebro espacial”. El viaje de años podría generar dificultades en el comportamiento, la memoria y el aprendizaje. Algunas de estas dificultades son ansiedad y depresión, y problemas en la toma de decisiones y para recordar el viaje a Marte.
Civilizaciones convertidas en polvo
Entre los libros en MM está Polvo de estrellas. Decir de qué trataba habría sido sido una distracción en la historia, pero pensaba mucho en esa temática. Si existen otras civilizaciones “allá afuera”, enfrentan tantos obstáculos como la especie humana para abandonar su órbita y por eso no nos hemos encontrado. Como dice este artículo: “En un universo que tiene billones de años, con sistemas estelares separados tanto por tiempo como por espacio, puede que las civilizaciones emerjan, se desarrollen y se destruyan simplemente demasiado rápido como para encontrarse unas con otras”.
Fun fact: de acuerdo a ese último enlace, lo que aniquilará a la civilización humana será el cambio climático. Por eso mismo, ahora es más difícil explorar el espacio. La Antártida ofrecía excelentes condiciones para estudiar Marte, pero esas condiciones están desapareciendo gracias al cambio climático.
La luna a la vista
Por todo lo anterior, las expectativas de viaje espacial en MM son más modestas. En ese mundo hay un Domo Lunar Internacional. Ir a la luna resulta, al menos, no tan demandante como ir a Marte. Si algún ser querido llega a trabajar en el Domo, uno podría verlo casi todas las noches. Se le podría regalar una plantita de esas que sobreviven en el espacio para que la coloque en su ventana con vista a la Tierra.
Otros seres que sobreviven los viajes al espacio son los tardígrados y el liquen. Esto último es también el título de un disco de Fahrenheit, pero eso es tema para otro día.
Referencia obligatoria, sobre la desilusión con la realidad y la búsqueda de “algo más allá”: