Ficción, romance y los estragos del fascismo

Hacía muchos años que no me juntaba con gente a hablar de literatura. Que no se malentienda, yo no sé moverme en el mundo literario: se me olvidan nombres de obras y de autores aunque me hayan gustado, solo he ido a un taller de escritura en mi vida, no he ganado ningún premio y no cito a personas que son simultáneamente escritoras y conocidas mías. Pero me gusta leer y me gusta escribir. Puedo sostener una conversación más o menos informada al respecto.

Entonces el pasado 14 de noviembre me invitaron a un conversatorio sobre eso: leer, escribir, y escribir a la luz de trabajar en la academia y ser migrante (¿ya conté de mi tesis doctoral sobre ficción y reducción del prejuicio? Amo todo lo que aprendí con mi tesis doctoral). Mil gracias a Lucía Stecher y María del Carmen Cuadra Pérez, escritoras y académicas de la Universidad Alberto Hurtado, por invitarme, por compartir su trabajo y por su interés en el mío. Y gracias al Señor Dr. Sepúlveda por la foto y por existir:

Nunca pude tener una presentación del libro En caso de avistar monstruos marinos, en parte por la pandemia pero mayoritariamente porque carezco de espíritu emprendedor. El pobre es pobre porque quiere, dicen. Entonces este conversatorio fue la oportunidad de presentar el libro, al menos en mi cabeza.

Por estos días también es mi aniversario de matrimonio. Las dos mejores celebraciones de esos aniversarios (incluyendo este año) han sido una mezcla de ficción, romance y enfrentarse a los estragos del fascismo. Considero eso un llamado a volver a Simeonístico, cuyo lema informalmente es “Yo les digo pero no me hacen caso“. Eso de leer, escribir y dibujar está un tanto en pausa, por cosas de la vida y por causa de ese hobby que tengo que se llama trabajar en la academia, pero volver es cuestión de tiempo. Literalmente.

Por último: abrí cuenta en Bluesky. No pensé que a estas alturas de mi vida, en las que le huyo a TikTok, abriría cuenta en alguna nueva red social. Eso me parece algo muy juvenil, justamente porque las redes sociales agarraron vuelo en mis años mozos. Pero heme aquí en mi senectud. Estoy tratando de alejarme de la plataforma del difunto pajarito, a propósito de tener al fascismo como telón de fondo, amén de los rapaces algoritmos asociativos. Aquí uno resiste como puede y lo que se produce es poco pero es trabajo honrado.